sábado, 16 de marzo de 2013

Capítulo 17


Esa mañana cuando sonó el despertador me levanté con más ímpetu. Hoy me voy a port aventura, hoy me lo voy a pasar genial. Voy a pasarme el día entero con Marcus y Edu y voy a ponerlo celoso hasta que no pueda soportarlo más. Sonreí ante el pensamiento. Miré mi armario con cara de sueño y me decidí por mis pantalones cortitos tejanos y la camiseta amarilla fosforito, para que los niños puedan verme fácilmente y no se pierdan. Me até el pelo en una coleta y me coloqué una gorra negra para evitar una insolación. Pensando en lo más práctico, cambié el bolso por una mochila pequeña. Cogí mi desayuno y me dirigí fuera justo en el momento en el que Raquel tocaba el timbre.
Cuando llegué al colegio me dirigí al grupo de los pequeños, donde esperaba recibir información sobre el grupo que iba a supervisar por el resto de día. Cuando llegué allí, me encontré con muchas profesoras y el monitor de deportes que al verme se me acercó.
—Eli, te necesito en el grupo de los grandes, aquí ya hay suficientes –Sonreí satisfecha, era justo lo que quería. Asentí con la cabeza y con una sonrisa me dirigí a la clase donde se encontraba Marcus con todos los grandes. Solo atravesar el marco de la puerta me quedé de piedra, sentados en las sillas en medio de la clase se encontraban Quim y Erik hablando, que cuando se dieron cuenta de mi presencia pararon de hablar al instante. Me sentí incómoda y fuera de lugar, pero Marcus lo notó y vino a abrazarme. Me levantó del suelo en dos segundos y me sacó de la clase. Cuando estaba entre los brazos de Marcus, por encima de su hombro vi una figura moverse en mi dirección, me fijé y sonreí, era Raquel.
—Chicos, voy a ir con vosotros a la excursión, voy en vuestro grupo porque en el de los peques ya hay demasiadas monitoras –Dije yo con una sonrisa, saltando de la alegría. Marcus al oír mis palabras, me volvió a levantar del suelo, esta vez me dio vueltas. Me puse a reír, con mis brazos fuertemente enrollados alrededor de su cuello. Raquel me dio una mirada significativa, justo cuando salió por la puerta Erik.
—Así que vienes con nosotros. A ver si voy a tener que salvarte, Princesa. ¿Tienes miedo a las atracciones fuertes? –Me dijo Erik con una sonrisa en la cara, lo miré fijamente.
—Sí, vengo con nosotros. Y no, no tendrás que salvarme ni le tengo miedo a las atracciones fuertes, ¿Vale? No soy una damisela en apuros a la que tengas que salvar de las fauces de un dragón escupe-fuego –Giré la cabeza, para dirigirme hacia otro lugar, pero algo me paró.
—Aparte, si en algún momento necesita que la salven me tiene a mí, no lo olvides –Oí a Marcus contestar, me giré para ver la situación y no pude evitar reírme. Estaban uno delante del otro, mirándose fijamente retándose con la mirada.
—Basta –Dije yo, poniéndome en medio. Miré a Erik, quien me devolvió la mirada, herido y enfadado. Me miró furioso y se fue chocando su hombro con el mío haciéndome tambalear hacia atrás. Jadeé herida. Aaarg, estoy harta. No quiero que se enfade, quiero que se enfrente a lo que siente. Es evidente que compartimos los mismos sentimientos, ¿Cuesta tanto expresarlos? Suspiré resignada y miré a Raquel, a ver si ella tenía alguna solución en mente. Pero Raquel no estaba pendiente de mí, estaba compartiendo una mirada significativa con Quim. Algo pasa entre estos dos, voy a tener que averiguarlo. Cuando Quim me miró, Raquel se dio cuenta de que la estaba observando. Miró hacia otro lado evitando mi mirada. Levanté la ceja y me miró expresando falsa confusión. Ladeé la cabeza, dejándole ver que no la creía y se encogió de hombros. Suspiré de nuevo y me dirigí fuera para escoger el autobús, para no coincidir con Erik. Esto se me está yendo de las manos, no puedo saber qué va a hacer a continuación. Ahora estoy en el limbo, no estoy con él, pero tampoco estoy sin él. Odio estas situaciones, no sé cómo actuar. Tengo mucho miedo de salir herida de esta situación, más aun viendo lo poco que se enfrenta a sus sentimientos. Está claro que él también tiene miedo.
— ¿Te sientas conmigo? –Me preguntó Edu, que acababa de llegar, sorprendiéndome. Me dio un abrazo cariñoso, saludándome.
—Claro, ¿En qué bus? –Le pregunté mirando hacia los dos autobuses curiosa. No vi a Erik por ningún lado, así que me sentí libre de escoger el autobús que más me gustara. Miré hacia Edu, y él se encogió de hombros.
—Vale, a ese mismo entonces –Dije, señalando al autobús de la derecha, y nos dirigimos hacia allí.
De pronto, cuando estaba a punto de subir al autobús, oí la voz de Erik. Me giré para averiguar a qué autobús iba a ir. Estaba caminando hacia los autobuses con Quim a su lado hablando con Raquel. Erik, evidentemente fuera de la conversación, me miraba fijamente. Al verme observarlo, sonrió. Entrecerré los ojos hacia él. Está pensando en algo, esto tiene muy mala pinta. Vino directo al autobús donde me encontraba yo. Antes de que pudiera acercarse más, entré con Edu. Nos fuimos a la parte de atrás y me senté al lado de la ventana. Me quedé mirando por la ventana soñando despierta hasta que el autobús estuvo lleno. Erik se sentó delante de mí y puso el asiento hacia atrás, poniéndose cómodo. Me moví sin decir nada hasta la ventana de la otra parte del autobús, en la misma fila. Edu en cambio, se quedó dónde estaba. Me giré y me puse sentada con los pies en la otra butaca, apoyada en el cristal de la ventana. Apoyé la cabeza en el asiento, dándome cuenta de lo cansada que estaba. Este cambio de emociones como si fuera una montaña rusa me pone de los nervios. En poco tiempo me quedé dormida.
En un bache del autobús, me desperté. Al volver a nuestro mundo, noté unos brazos a mí alrededor y además, no notaba la dureza del asiento debajo. Abrí los ojos sorprendida y me encontré a Erik a pocos centímetros de mi cara, con una sonrisa tan radiante que me cegó. Al ver su sonrisa, mis sentimientos me la jugaron y no pude evitar sonreír. Da igual, me da igual. Si no me lo demuestra como quiero, da igual. Quiero estar con él, aquí y ahora. Me gusta demasiado como para rechazarlo ahora. Lo voy a dejar, pero solo por hoy. No voy a permitir que juegue con mis sentimientos nunca más. Va a tener que enfrentarme, quiera o no. Apoyé la cabeza en su hombro, y noté su pecho bajar de un golpe, había estado sosteniendo la respiración en espera de mi reacción. Sonreí. Cerré los ojos y me acurruqué entre sus brazos, no queriendo salir nunca. Como el trayecto era largo, no dormí todo el camino.
— ¿Estás despierta, Princesa? –Me susurró al oído, provocando que la piel se me pusiera de gallina por todo el cuerpo. Asentí e intenté moverme, para sentarme en uno de los asientos, pero me lo impidió. Me impidió moverme de sus brazos, cerrando más el agarre que me mantenía sujeta a él.
—Estate quieta, o te hago cosquillas, es tu elección –Me dijo divertido. No respondí. Un silencio se cernió sobre nosotros, pero no era como otros que habíamos tenido, no era cómodo. Era muy incómodo, porque él sabía que tenía que enfrentarse a lo que sentía. Por dios, que se enfrente a lo que siente lo más rápido posible, porque no sé si podré estar tan cerca de él sin que me dé un ataque al corazón.
Llegamos al parque y me solté de su agarre, sintiendo al instante un vacío muy grande. Suspiré exasperada. Voy a salir mal de esta situación, me lo veo.
Al bajar del bus, noté un brazo por encima de mis hombros. Me giré preparada para apartar a Erik, pero no era Erik, era Marcus, que me miró preocupado. Le sonreí, pero no salió como una sonrisa, salió más como una mueca.
— ¿Cómo lo llevas? –Me preguntó con mirada preocupada. Me encogí de hombros y miré hacia otra parte. Entonces tuve una idea para no pasar el día con Erik y evitarme un ataque al corazón. No sé hasta dónde va a llegar mi autocontrol.
Me giré, apartando su brazo. Miré a la cantidad de niños, éramos muchos.
—Somos muchos, ¿Y si mejor nos separamos? –Dije mirando a Raquel, que miró de repente a Quim. Enserio, aquí pasa algo, están tramando algo. Tengo que separarlos, o si no, me puedo ver en problemas. Porque conociendo a Raquel, seguro que está maniobrando para juntarme con Erik. Yo lo que quiero es que Erik consiga estar conmigo sin la ayuda de nadie, que se lo gane. A lo mejor estoy pidiendo demasiado –Mejor vamos Raquel, Marcus y yo en un grupo con la mitad de los niños y Quim, Erik y Edu van en otro. ¿Os parece? Pues vamos, a hacer el grupo –Dije alto y claro para que no quedara ninguna duda. Pero no me hicieron caso alguno.
—No, mejor Raquel y Eli venid con nosotros y Edu y Marcus podéis ir solos con el otro grupo –Dijo Erik, decidido a pasar el día molestándome. Noté a Marcus rodear mi cintura con un brazo. Mi corazón dio un vuelco al observar a Erik determinado a pasar conmigo el día pasara lo que pasara.
— ¿Por qué tenemos que ir así? A mí me gusta más la opción de la Eli–Dijo, negándose a ceder. Me moví, no me sentía cómoda con el brazo de Marcus en mi cintura. Erik claramente vio eso y contestó:
— ¿Acaso no eres lo suficientemente hombre como para enfrentarte a un grupo de niños? –Dijo, pinchando a Marcus, intentando conseguir lo que quería. Suspiré.
—Claro que puedo –Dijo él, aceptando el reto. Mierda, ya ha ganado Erik. Tendré que pasarme el día con él. Miré a Raquel, que en ese momento estaba chocando los cinco con Quim. Lo sabía, sabía que había hecho algún plan con Quim para juntarnos.
Demuéstralo. Decidido, vámonos Eli –Dijo Erik, con una sonrisa de autosuficiencia. Me giré hacia Raquel para enviarle una mirada asesina, por conspirar a mis espaldas. Me acerqué a Marcus y lo abracé.
—Déjalo, ya no necesito que lo pongas celoso, no sirve de nada. Gracias por todo igualmente, ¿Vale? –Le susurré en el oído cuando estuve entre sus brazos, antes de separarme y dirigirme con los otros.
—De nada –Oí a Marcus susurrar detrás de mí. 

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